En este período de descanso recreacionista y de vacaciones navideñas, acercamos hasta nuestra web una interesante propuesta. Se trata de un libro que nos relata las vivencias de 3 soldados polacos durante la Guerra de la Independencia Española. Y lo hace en primera persona ya que los textos están basados en las memorias de los protagonistas. Tres soldados polacos de estratos sociales diferentes, con experiencias e intereses distintos. El primero de ellos es el testimonio de Andrzej Daleki, campesino analfabeto reclutado forzoso y enviado a España formando parte del 9 de Infantería de la División del Ducado de Varsovia. Cayó prisionero en Motril en 1811 y estuvo custodiado primero por españoles y más tarde por ingleses, siendo liberado y devuelto a su país en 1814. Su relato es muy interesante y es curioso descubrir el asombro del soldado al cruzar los Pirineos, él, que nunca había salido de las llanuras de su pueblo y que nunca había visto unas montañas como esas. En sus andanzas por la península se encuentra con buenas y malas personas en los dos bandos, y tiene un recuerdo especial para todos aquellos españoles que le ayudaron.
El segundo testimonio es el de Stanislaw Broekere y como Daleki pertenecía al 9 de Infantería de la División del Ducado de Varsovia. También cayó prisionero en Motril y de allí pasó a Alicante y después a las Islas Baleares. Su testimonio es casi un tratado sociológico y antropológico sobre España y sus habitantes. Nos da una imagen aproximada de lo que era la sociedad que se encontró, aunque también hay que reconocer que anda algo cargada de tópicos exagerados en algunos aspectos. Para este soldado el español es un pueblo fanático, cruel y totalmente influenciado por el clero: «En general los españoles son orgullosos y arrogantes, y se consideran por su rancia religión de una estirpe superior; su caracter es extremadamente violento y vengativo, especialmente cuando están enojados o se sienten ofendidos, entonces el español traspasa todos los límites conocidos de la excitación y arde en vivo deseo de venganza.» Hablando del uso de la navaja, añade: «Realmente se siente auténtico terror al ver semejante tipo de altercados entre los habitantes de esta atrasada nación».
El tercer testimonio, y el más interesante para nosotros, es el de Józef Mrozinski, testigo directo de los Sitios de Zaragoza. Este episodio, junto con la legendaria carga de la caballería polaca en Somosierra, han pasado al imaginario colectivo de la nación polaca con todo el derecho: «El caracter valeroso que mostraron los habitantes de Zaragoza durante el asedio es una de las más bellas imágenes que nos ha mostrado la historia de las naciones desde los tiempos del cerco de Sagunto y Numancia.» Luchando en las filas de la Legión del Vístula llegó a ser edecán de Suchet y más tarde, en 1829, alcanzó el grado de General. El sincero relato de Mrozinski sobre los horrores y el apocalipsis desatado en la ciudad de Zaragoza (y la relación de las operaciones de los polacos en la ciudad) llega a estremecer, justificando por sí mismo la compra de este volumen. Concluímos esta entrada con las palabras del propio Mrozinski:
«Si se pudiern contar los sacrificios hechos por la patria, seguramente, el día de la capitulación de Zaragoza sería uno de los más dolorosos para los polacos».
«Soldados polacos en España durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814)
Edición y traducción de Grzegorz Bak, Agnieszka Matyjaszczyk Grenda, Fernando Presa y Roberto Monforte.
Fenice textos-Huerga & Fierro Editores.