Guerra Carlista

Milicia Nacional Primera Guerra CarlistaLa Primera Guerra Carlista (1833-1840) fue una cruenta guerra civil entre los partidarios de la Reina Isabel II (isabelinos o cristinos) y el Pretendiente Don Carlos o Carlos V (carlistas). Tras la lucha dinástica se disputaba mucho más: el orden europeo (y de ahí la intervención de soldados de diversas nacionalidades), el modelo de Estado (absolutista o liberal), y el combate abierto en Europa y América desde 1789 entre Revolución y Contrarrevolución.

Carlismo y liberalismo tuvieron apoyos transversales y heterogéneos, y en ambas retaguardias se dieron revoluciones, motines y violencias, pues la gente estaba politizada y armada.

La guerra tuvo tres grandes frentes: el Norte vasconavarro, el de Aragón/El Maestrazgo y el catalán, aunque hubo focos menores como La Mancha, Extremadura o alguna zona de Andalucía.

Desde Voluntarios de Aragón nos introducimos en esta época, muy convulsa e intensa en tierras aragonesas, para darla a conocer de una forma vistosa, recreando a ambos contendientes. Por el lado isabelino, la liberal Milicia Nacional de Zaragoza con su uniforme de 1834-1843. Por el lado carlista, los batallones aragoneses del general Cabrera, con su característica boina azul, y que resistieron hasta 1840.

Soldados Carlistas y Milicia Nacional IsabelinaLa Milicia Nacional (en 1834 Urbana y en 1835 Guardia Nacional) fue una institución civil que defendía los principios constitucionales, dependiendo su organización de los ayuntamientos. Lucía casaca azul oscuro, chacó o gorra, cartuchera y pantalón. Por su parte, los batallones de carlistas aragoneses vestían con boina azul, chaqueta marrón, canana y pantalón. En ambos bandos se calzaban con zapatos, cuando había, o alpargatas. Las armas eran los típicos fusiles de avancarga y bayoneta.

En Aragón el carlismo arraigó en El Maestrazgo y Bajo Aragón mientras que el valle del Ebro y Huesca fueron más liberales. Las batallas de Huesca, Barbastro, Villar/Herrera de los Navarros, el Cinco de Marzo en Zaragoza, la toma de Mirambel, los sitios de Cantavieja y Castellote son sólo algunos de los episodios bélicos que vio esta tierra. A ello hay que sumar multitud de escaramuzas, motines, algaradas, razias y vaivenes políticos en casi todas las localidades de las tres provincias.

Inicialmente, el carlismo aragonés intentó ganar Zaragoza con un motín en febrero de 1834. Tras su fracaso se lanzó al campo. En 1835 diversas partidas carlistas encabezadas por, entre otros, Quílez y Carnicer, recorrieron Aragón en una guerra intermitente. Fue Cabrera quien convirtió Cantavieja en bastión carlista desde 1836. En 1837 la Expedición Real recorrió Aragón, y tras su fracaso ante Madrid, Cabrera hizo la guerra por su cuenta desde El Maestrazgo. Desde allí planteó la conquista de Zaragoza el 5 de marzo de 1838. En 1839 el carlismo aragonés no aceptó el Convenio de Vergara y continuó resistiendo en sus enclaves hasta la primavera de 1840.

Daniel Aquillué Domínguez

 

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