Tercera y última parte de la narración de los hechos extraída del libro “El Alto Aragón en la guerra de la Independencia”, de Ramón Guirao y Luis Sorando. Con esta entrada culminamos la preparación para la Recreación Histórica de los hechos que tendrá lugar el próximo fin de semana, 22 y 23 de febrero en la ciudad altoaragonesa. Pueden consultar el programa de actos pinchando en el cartel de la derecha.
¡No se pierdan esta oportunidad de revivir la historia!
El día 13 de Septiembre fue el día en que verdaderamente se inició el sitio de JACA; ese día, Antonio Oro desde BERDÚN se aproximó a la Ciudad con el 2º de Altoaragoneses y situó sus cuatro primeras Compañías frente a las murallas, dejando a las restantes en ABAY y estableciendo su puesto de mando en BANAGUAS.
Una Compañía de Cazadores aragoneses se acercó a las huertas que rodeaban la muralla de JACA, lo que provocó la salida de 300 franceses que entablaron enseguida combate con los españoles. Oro, con las tres Compañías restantes acudió en ayuda de los Cazadores, cargando a la bayoneta, lo que hizo que los enemigos volvieran al interior de la Ciudad, dejando bastantes bajas en el campo. Por parte aragonesa hubo tres heridos por bayoneta y doce de bala, siendo cuatro los muertos(17).
Deshorties, ante la aproximación de los puestos y avanzadas aragonesas a JACA, multiplicó sus salidas para evitar que los españoles instalaran sus puestos de mando demasiado cerca, provocando continuamente escaramuzas y combates a menudo importantes.
El día 30 de Septiembre un destacamento de Cazadores de Montaña que había salido de JACA para ir en busca de víveres fue sorprendido por una avanzada aragonesa; los franceses de la Ciudad, viendo a sus compañeros en apuros, enviaron una columna en su ayuda, lo que observado por Oro le hizo ordenar a la 3ª Compañía que acudiera desde BAROS donde estaba acantonada para reforzar a los aragoneses que estaban en inferioridad, dejando la 4ª y 5ª Compañías apostadas en lo que llamaban Fuente de los Baños, cercana a la Ciudad. Los franceses, en número de 300 cargaron contra la 3ª Compañía, mandada por el Teniente Prudencio Dallo, el cual se mantuvo firme en una altura llamada de Carpui, pero los franceses lo rodearon y tras grandes esfuerzos, Dallo con sus hombres consiguió abrirse paso a la bayoneta y escapar del cerco con el auxilio de la 4ª y 5ª Compañías que en esos precisos momentos llegaron y cargaron contra los franceses obligándoles a retirarse tras la protección de los muros de la Ciudad(18).
A primeros de Octubre el 1º de Altoaragoneses al mando de “Chapalangarra” se trasladó desde CANFRANC hasta JACA para unirse a las tropas de Oro.
A pesar del aumento de las tropas sitiadoras, los franceses no desistieron de realizar salidas y así, el 10 de Octubre por la mañana un destacamento de 100 franceses salió de JACA dirigiéndose por el camino de la Victoria con el fin de explorar el terreno y sacar a pastar un rebaño de vacas y ovejas. Una Compañía de Cazadores altoaragoneses que se hallaba en GUASILLO dándose cuenta de la salida del destacamento francés se dirigió contra ellos; Deshorties, que desde JACA seguía todos esos movimientos, al ver que los aragoneses podían rodear y capturar a sus hombres envió un fuerte destacamento de socorro en su ayuda, por lo que los españoles debieron retirarse; pero Oro, que también estaba atento, con una Compañía de Granaderos y dos de Fusileros vadeó el río y reuniéndose con los Cazadores cargaron juntos contra los franceses, entablándose un duro y reñido combate que duró desde las 11 de la mañana hasta las 5 de la tarde, hora en que los franceses abandonaron el campo y se retiraron a JACA(19).
Unos días después, el 28, otro destacamento francés de 200 soldados intentó apoderarse de las raciones que se transportaban desde BAROS hasta ABAY, pero fueron rechazados por los españoles(20).
Oro, para vigilar y proteger su Cuartel General había instalado una guardia permanente en el Puente de San Miguel, sobre el Río Aragón, en el camino de JACA a BANAGUAS y el día 11 de Noviembre los franceses atacaron por sorpresa a dicha guardia y la obligaron a retirarse. Unos por el puente y otros vadeando el río, consiguieron pasar a la otra orilla y dirigirse a atacar BANAGUAS, pero los aragoneses que estaban vigilantes, rechazaron el ataque(21).
El día 22, Oro envió un parlamentario a Deshorties intimándole a la rendición, lo que fue rechazado por los franceses.
A mediados de Noviembre, el 1º de Altoaragoneses dejó JACA para dirigirse a MONZÓN con el fin de sustituir al 5º de Navarra (1º de Alaveses) en el sitio de esta última plaza. Los hombres del 1º de Alaveses, al mando de Don Sebastián Fernández, alias “Dos Pelos”, desde MONZÓN se dirigieron al Pirineo, dividiéndose en dos columnas; una de ellas marchó hacia BENASQUE bajo las órdenes del propio Sebastián Fernández y la otra al mando del Comandante Segundo, Teniente Coronel Don Marcelino Oráa(22) a JACA, a donde llegó el 28 de Noviembre para reforzar al 2º de Altoaragoneses que seguía sitiando la plaza. A su llegada, Marcelino Oráa tomó el mando del asedio y preparó activamente el asalto definitivo a la Ciudad.
Siguiendo los planes de Oráa, el día 2 de Diciembre se empezaron a recoger todas las escalas que había en los pueblos próximos y el día 4 se unieron unas con otras para darles la altura suficiente para escalar las murallas; este mismo día por la tarde se dieron instrucciones para el ataque, que debía darse el día siguiente a las cuatro de la madrugada.
El plan de ataque era el siguiente:
“Que la Compañía de Extranjeros y la 4ª Compañía del 5º de Navarra asaltasen la Puerta de San Francisco y eliminasen la guardia de la Puerta de Santa Orosia, ocupando ese punto para evitar la retirada de los franceses, los cuales en número de 300 al mando de Labrot, Comandante de la Ciudad se encontraban en la Iglesia de San Pedro y en las torres de la muralla.
Que al mismo tiempo, las Compañías de Granaderos y Cazadores alaveses atacasen por la derecha de la Torre del Castellar, situándose los Granaderos en las cuatro esquinas de la calle Mayor y los Cazadores rodeando el Convento de las monjas se situasen en las huertas que había tras él.
Que la Compañía de Cazadores aragoneses asaltase la Ciudad por la Capilla de Santa Orosia y se situase por detrás de la Catedral; y que la 2ª Compañía de los mismos atacase por la Torre de San Juan.
Que la 2ª Compañía de alaveses atacase la Puerta del Estudio y la Compañía de Granaderos aragoneses lo hiciera por la Puerta Nueva”.
Mientras estas Compañías asaltaban la Ciudad, otras Compañías del 2º de Altoaragoneses se apostarían en la Ermita de San Juan, en las ruinas de San Francisco y en la Cantera sobre el Aragón, para entretener con ataques simulados y tiroteos a la guarnición de la Ciudadela.
La reserva del 5º de Navarra quedó bajo el Convento de las Benitas y la del 2º de Altoaragoneses junto a la Ermita de San Juan.
La 8ª Compañía de los Húsares de Navarra se colocó y mantuvo formada junto al Puente de Lana, mientras que los Dragones de Soria, que habían venido desde PARDINILLA a las órdenes del Coronel Don Bartolomé Amor, se situaron junto al Molino de GUASA.
Una vez distribuidas las tropas según este plan de ataque a las cuatro de la mañana del 5 de Diciembre, dos tiros sucesivos disparados desde el Alto de Ruesta dieron la señal de ataque.
El asalto se verificó conforme el plan establecido de antemano y en menos de un cuarto de hora la Ciudad quedó en manos de los españoles(23).
Sin embargo, no se pudo impedir que los franceses escaparan y se refugiaran en la Ciudadela, quedando sólo en manos de los sitiadores un Cirujano, el Guarda-Almacén de víveres y 41 soldados(24).
RENDICIÓN DE LA CIUDADELA DE JACA. ENERO – FEBRERO 1814.
Una vez tomada JACA, los españoles se situaron en ella con el fin de preparar el asalto a la Ciudadela.
El mantenimiento de la Ciudadela de JACA en manos imperiales era un problema para el Mando español, pues ofrecía a los franceses una puerta de entrada desde Francia hacia Aragón y España.
Ésto hizo que los españoles agilizaran las operaciones para tomar la Ciudadela, aunque sus muros y defensas hacían difícil su conquista. Además la moral de los sitiadores iba siendo cada vez menor, pues a las dificultades tácticas para el asalto se unía la crudeza del invierno, la escasez de víveres y de ropa de abrigo.
Espoz, que en aquel tiempo se encontraba en Saint-Jean-Pied-de-Port, decidió ir a JACA para dirigir personalmente las operaciones y elevar la moral de sus hombres, llegando a esa Ciudad el 8 de Enero, alojándose en el Palacio Episcopal.
Una vez en JACA, Espoz se dio cuenta de que la empresa de rendir la Ciudadela no era fácil, pues no disponía casi de Artillería para batir sus muros, y por otra parte faltaban obreros para los trabajos de aproche, debiendo ocuparse sus soldados de tareas de carpintería y albañilería.
Mientras Espoz preparaba el sitio y asalto de la Ciudadela, los franceses desde sus muros bombardeaban continuamente la Ciudad, tratando de impedir que allí encontraran refugio seguro contra las inclemencias del riguroso invierno los soldados españoles.
El Palacio Episcopal donde se alojaba Espoz no se vio libre de esos bombardeos, llegando a caer una granada en su despacho. Para evitar muertes innecesarias, se ordenó a la población civil que abandonará la Ciudad y se envió una carta a los franceses de la Ciudadela haciéndoles saber que de seguir con los bombardeos sobre la Ciudad se les pasaría a todos ellos a cuchillo(1).Deshorties, Comandante francés de la Ciudadela empezaba también a tener problemas con los víveres y las municiones, y a fines de Enero propuso a Espoz rendir la fortaleza a condición de que les dejara partir hacia Francia con todos sus equipajes y armas, a lo que los españoles se negaron.
Francisco Espoz e Ilundain, más conocido como Espoz y Mina
A primeros de Febrero, el Mariscal Soult concentró en Francia un importante convoy con víveres, municiones y Artillería para enviarlo en socorro de JACA bajo el mando del General Paris acompañado de 3.000 soldados(2).
Enterado de esos preparativos Espoz ordenó acelerar los trabajos de asedio y no disponiendo de más artillería que tres baterías de dos obuses de a 12 cada una, incapaces de abrir brecha en los muros de la fortaleza, situó una batería cerca de la
Ermita de San Juan, otra en las Eras de Mocorones y una tercera en la Cruz de San Marcos, hostigando desde ellas a los defensores franceses.
Ante el poco efectivo fuego artillero los sitiadores decidieron emplear el sistema de minas, abriendo una que se iniciaba en la subida de Tron y llegaba hasta el contrafoso, con dos ramales a derecha e izquierda del mismo y otras dos desde la plazuela de San Pedro, también con dos ramales a derecha e izquierda del murallón.
Además de todas estas minas se realizaron caminos cubiertos que se dirigían uno desde la Puerta de San Francisco hasta la subida de Tron y otro desde la muralla de la Ciudad, por las Eras Mayores hasta la Cantera del Aragón.
El fuego artillero y los ataques se sucedieron durante varios días y por fin, tras varias entrevistas con los sitiadores el Jefe de la Ciudadela, Deshorties, sabedor de que no podría recibir los refuerzos esperados por encontrarse el Puerto de Somport impracticable por la nieve y por haber tenido noticias de que Soult había ordenado a Paris olvidarse de JACA y dirigirse al Este para hacer frente a la ofensiva de Wellington, se reunió con Espoz para fijar las condiciones de la capitulación, nombrándose por parte francesa al Capitán Tantesio y al Capitán Morande del 10º de Línea y por parte española al Coronel Joaquín Gómez y al Teniente Coronel Marcelino Oráa para elaborar los capítulos de la rendición(3).
Una vez firmada y ratificada la capitulación, el 18 de Febrero a las 7 de la mañana, salieron los franceses de la Ciudadela y dejando sus armas en los glacis desfilaron con honores de guerra ante los Batallones 1º de Alaveses y 2º de Altoaragoneses que se hallaban formados.
Los defensores franceses, 676 cabos, sargentos y soldados, 20 Oficiales y 6 empleados, marcharon hacia Francia por CANFRANC, acompañados por un destacamento español como escolta(4).
Los franceses llevaron víveres para dos días, que transportaron a lomos de mulo junto con sus equipajes.
Llegados a CANFRANC hubieron de detenerse a pasar allí la noche, pues el Puerto de SOMPORT se hallaba cerrado por la nieve caída días antes. Los mulos que llevaban fueron descargados y conducidos nuevamente a JACA por los soldados españoles que les habían acompañado hasta allí.
Dejados sin protección militar y desarmados en CANFRANC, los vecinos del valle comenzaron a amenazarles, por lo que Deshorties ante el peligro que suponían dichas amenazas, decidió, a pesar de los obstáculos que presentaba el viaje, dirigirse rápidamente a Francia, consiguiendo franquear el Puerto de SOMPORT el día 19, llegando a URDOS sin equipajes pero vivos(5).