Tras la batalla en el Pº Independencia las tropas españolas se replegaron ordenadamente hacia el Puente de Piedra.
Allí se procedió a un sencillo homenaje al padre Bogiero, Santiago Sas y el barón de Warsage y a todos los caidos de uno y otro bando de aquella contienda.
Se arrojaron simbolicamente dos coronas de laureles al río Ebro y a continuación todos los grupos, situados en hilera de un extremo al otro del puente efectuaron una espectacular descarga.