General José María Santociles
Siguiendo las instrucciones de Wellington, el 14 de junio el Marqués de Portago inicia el bloqueo de la ciudad de Astorga que por aquel entonces cuenta con una guarnición francesa de unos 1.200 hombres entre infantes y artilleros bajo el mando del General de Brigada Charles Rèmond, el cual contaba con abundante provisiones de pólvora y munición, pero con escasas de víveres, lo que les obligó a consumir bueyes y otros animales de carga durante el asedio.
Poco a poco se fueron ocupando los pueblos vecinos (Valdeviejas, Manzanal, Molinaseca, Castrillo, Manso, Santa Catalina…) y aunque los defensores realizaron alguna salida, ésta fue rechazada. el 27 de junio Santociles, al frente del 6º Ejército informaba de que la guarnición de Astorga se hallaba «cercada estrechamente». El día 29 de junio por la noche, comenzaron los trabajos de trinchera frente a Astorga.
Se había solicitado artillería a la Maestranza de La Coruña y , mientras ésta llegaba, se comenzó la construcción de una batería enfilando la Puerta del Rey y que batía de revés el reducto de la Puerta del Obispo. pese al fuego enemigo, los trabajos estuvieron terminados para la llegada de cuatro piezas de a 16.
El fuego se rompió el día 3 de julio, construyéndose otra batería frente al verdadero punto de ataque, entre el Castillo y la Puerta del Obispo y otra más hacia la izquierda como distracción. Además, no se usaron granadas para evitar dañar a la población.
Los trabajos de trinchera llegaron hasta la plaza, consiguiendo desalojar a los franceses de los puestos exteriores excepto de los reductos
Pero ni la batería de brecha ni los trabajos avanzaban con la suficiente rapidez. Ante la insistencia de Wellington, el mando español alegaba falta de medios, y confiaba en rendir la plaza por hambre. Castaños le había escrito a Santocildes, el 2 de agosto, que el sitio iba “ pareciéndose al de Gibraltar o Cádiz “ y que se trasladaba a Castilla para aliviarle de los asuntos políticos y algunas competencias entre el 5º y 6º Ejércitos.
Hacia el 10 de agosto, el Capitán Bernard se acercó a parlamentar con el General Rèmond, y aunque sus pretensiones no fueron atendidas, las noticias de la derrota de los arapiles y la retirada del Ejército de Portugal causó la deserción de unos 300 soldados. Además, los españoles consiguieron ocultar la intención del General Foy de socrrer a la guarnición de Astorga con la columna de Clauzel, que ya se hallaba de camino.
General Francisco Javier Castaños
El día 17 el general Castaños llega a Astorga dispuesto a rendirla a toda costa, y el 18 envía a Rèmond al Ayudante General del Estado Mayor, D. Pascual Enrile, que disponía de plenos poderes para negociar la capitulación.
Al día siguiente, 18 de agosto, ya fuera por agotamiento de los víveres, por la ausencia de noticias de sus superiores o por la desmoralización y deserciones de su tropa, el General Rèmond firmó la Capitulación después de sesenta y siete días de asedio.
La guarnición abandonó Astorga el día 19, pero violando lo acordado, tomaron el camino de Galicia y en Cacabelos parte de los prisioneros fueron despojados de sus posesiones y algunos maltratados e incluso asesinados por la escolta y la población. Los supervivientes fueron internados esperando un intercambio de prisioneros que nunca llegó.
Mientras, la columna de Foy se acercaba a Astorga y, tras retirar la artillería y destruir las obras de fortificación, los españoles se retiraron de la plaza. Los refuerzos franceses llegaron 36 horas tarde a socorrer a sus compañeros…
Aquí puede consultar los Términos de la Capitulación de Astorga
Una nutrida representación de los voluntarios de Aragón nos desplazamos con nuestro campamento, utensilios y viandas hasta Astorga para participar en los actos conmemorativos de la liberación de la ciudad leonesa.
Las primeras luces del sábado descubrieron la magnitud del campamento instalado por las tropas…
La mañana fue empleada en distintas tareas, como entretenimiento de las armas, confección de cartuchos, repasos de instrucción… Nada presagiaba lo que iba a ocurrir tan sólo unas horas después.
Al final de la mañana, la columna francesa y la columna española partieron desde el campamento hacia la cercana población de Valdeviejas, donde fuimos agajasados con un estupendo cocido maragato que nos sirvió para almacenar fuerzas de cara a la dura batalla que se avecinaba. Una vez reposadas las calorías ingeridas, practicamos el combate en guerrilla a las órdenes de nuestro Sargento, siempre atento a cualquier posible fallo en la tropa.
Y finalmente, a la hora convenida, tomamos posiciones en el campo de batalla bajo un cada vez más oscuro y amenazador cielo…. Y no se habían terminado de desplegar los Ejércitos cuando comenzó una monumental tormenta de granizo bajo la que aguantamos alrededor de media hora esperando que amainara mientras nuestras ropas se iban empapando, así como nuestras armas y munición.
Finalmente, y ante la magnitud que fue cobrando la tormenta, con gran aparato eléctrico, los Generales tomaron la acertada decisión de pactar un aplazamiento del choque. Así pues, poco a poco fuímos abandonando un embarrado e impracticable campo de batalla buscando refugio en cualquier sitio que pudiera albergarnos.
De vuelta al campamento nos encontramos con la desagradable sorpresa de ver nuestra tienda coronela vencida por la furia de los elementos y el peso del granizo. Diligentemente volvimos a ponerla en pie y recuperamos el material dañado.
Por ventura, nuestra cantinera Mari Cruz nos preparó una cena caliente que sirvió para templar cuerpo y ánimos de cara a los enfrentamientos del día siguiente…
Y al día siguiente, con el sol luciendo en lo alto, nos preparamos y partimos hacia las murallas de la ciudad de Astorga, listos para iniciar el asalto definitivo. Los franceses, desde lo alto de las murallas, apenas nos dieron tiempo de ordenar nuestras líneas cuando iniciaron un vivo fuego que aunque ralentizó nuestro avance, en absoluto fue capaz de detenerlo.
Poco a poco fuimos ganando terreno ayudados por la caballería, mientras la artillería castigaba los lienzos de la muralla para finalmente conseguir abrir una brecha por la que nos lanzamos al asalto.
Una vez en el casco urbano conseguimos hacer retroceder a las tropas ocupantes. Una tras otra las fuerzas enemigas que nos salían al paso eran batidas por nuestro decidido fuego y nuestras cargas a la bayoneta.
Hasta que finalmente las tropas francesas no pudieron resistir los últimos choques a las puertas del Ayuntamiento y acabaron por pactar una honrosa capitulación. ¡Astorga volvía a ser española!
Para celebrarlo, las tropas rindieron homenaje al histórico y emblemático Pendón de la Batalla de Clavijo…. Mientras en el campamento, una vez más nuestra cantinera, (acompañada esta vez del fusilero Mainar en las funciones de pinche) nos preparaba un inolvidable y merecido rancho que nos proporcionó la energía suficiente para encarar el largo viaje de vuelta a casa…
Queremos agradecer y reconocer la magnífica labor desempeñada por nuestros compañeros leoneses en la organización y coordinación de estos actos, tristemente deslucidos en la tarde del sábado por causa de una fuerte tormenta de granizo. Agradecemos el trabajo y las atenciones que tanto nuestros compañeros como la población de Astorga y Valdeviejas han tenido con los recreadores que hasta allí nos desplazamos, desplazamiento que esperamos tener la oportunidad de repetir para quitarnos esta espinita que nos ha quedado…
A su disposición una completa Galería de Fotos en la pestaña correspondiente o pinchando aquí.