El pasado 4 de abril los Voluntarios de Aragón nos desplazamos hasta la localidad francesa de Toulouse para participar en los actos conmemorativos del Bicentenario de la Batalla entre las fuerzas aliadas y las tropas imperiales, en lo que fue uno de los últimos coletazos de la Guerra de la Independencia. Junto a nosotros viajó una representación de nuestros buenos amigos de la Asociación Histórico Cultural Teodoro Reding, que nos acompañó hasta tierras francesas para honrar la memoria de los aproximadamente 10.000 españoles que participaron en esta batalla.
El 24 de marzo Soult llega a Toulouse con los maltrechos restos del ejército de España perseguido por Wellington. Confiando en la llegada de refuerzos se encierra en la ciudad, una verdadera plaza fuerte amurallada. Los defensores suman unos 40.000 soldados más 2.000 voluntarios de la guardia Nacional.
Wellington llega frente a la ciudad con sus 50.000 hombres, pero por diversas circunstancias tarda varios días en cruzar el río Garonne. Pero ese 4 de abril tan sólo logra cruzar la mitad de sus tropas, ya que una crecida destruye el puente levantado dividiendo a su ejército. Sin embargo, Soult no aprovecha la ocasión y no ataca a sus entonces inferiores adversarios.
El día 7 de abril el puente es reconstruido y el resto de las tropas aliadas comienzan a cruzar el río. Al mismo tiempo, un correo parte de París llevando la noticia de la abdicación de Napoleón, lo que supondría de hecho el final de la guerra. Desgraciadamente, la noticia no llegó a tiempo para evitar la batalla.
Las acciones de la batalla comienzan al alba, cuando tienen lugar diversos ataques de distracción que no logran confundir a Soult. Un malentendido entre los oficiales británicos deja expuesta a la tropa española, que sufre un duro castigo por parte de la artillería francesa para desesperación de Wellington, que intenta minimizar los daños.
Poco a poco los reductos de los defensores van cayendo y la artillería aliada se traslada a las posiciones ocupadas, y comienza a castigar las murallas de la ciudad ante la impotente mirada de los defensores. La noche del 10 al 11 de abril, Soult recibe la noticia de la abdicación de Napoleón y ordena evacuar la ciudad dirigiéndose hacia Carcassone. Wellington entra en la ciudad el día 12 de abril de 1814.
Sobre esta batalla se hacen dos lecturas: Por un lado hay quien opina que fue una victoria clara de las tropas aliadas al tomar la ciudad, pero por otro lado hay quien sostiene que no está tan clara dicha victoria, ya que Soult consiguió retrasar el avance de Wellington como era su intención y evacuar la ciudad con un número de bajas muy inferior al de sus oponentes (4.558 frente a 3.236).
Lo que sí está claro es que fue una matanza innecesaria, ya que Napoleón había abdicado el día 6, pero la noticia no llegó hasta el día 10. Unos días más tarde, el Mariscal Soult se rinde.
El campamento quedó instalado a orillas del río Garonne, frente a la desembocadura del Canal du Midi. Un bello entorno que contribuyó a sumergirnos en el ambiente de la época.
el sábado por la mañana nos dirigimos hacia la Columna de Jolimont, donde participamos en la ceremonia de homenaje a los caídos y donde se tocaron los himnos de los países contendientes.
Por la tarde aprovechamos la ocasión para hacer entrega a nuestro compañero Ricardo Sánchez de sus merecidas distinciones. Un reconocimiento que se ha pospuesto más de lo debido y al que se ha hecho sobradamente merecedor: por un lado, el Escudo de defensor de Zaragoza por haber asistido al número de actos necesario. y por otro, el galón de antigüedad por sus 5 años de comportamiento ejemplar.
El fusilero Ricardo Sánchez junto al Cabo Martín
Con el sol ya empezando a bajar en el horizonte tuvo lugar una pequeña recreación de los combates en el entorno del campamento, que congregó a numeroso público.
Tras los combates, y aprovechando el entorno, realizamos una sesión de instrucción en la que se practicó orden cerrado y movimientos de carga.
Para concluir la jornada, un desfile nos llevó hasta el monumental ayuntamiento de Toulouse, en cuyo espectacular Salón de personajes ilustres tuvo lugar una recepción por parte de las autoridades y donde fueron reconocidos diversos personajes locales, entre ellos nuestro buen amigo José Palomera. Tras la ceremonia protocolaria pudimos dar buena cuenta de las viandas que llenaban las mesas del salón y que tanta falta nos hacían tras la batalla, la instrucción y el desfile.
A la mañana siguiente nuestro compañero Daniel Aquillué participó en una nueva parada en el Ayuntamiento de Toulouse, mientras el resto de la tropa desmontaba el campamento para preparar el regreso a Zaragoza.
Queremos agradecer a José Palomera el gran esfuerzo realizado para sacar estos actos adelante con los limitados medios disponibles.