Nuestro compañero recreador en Voluntarios de Aragón y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Zaragoza Daniel Aquillué nos aclara algunos conceptos que a menudo se olvidan o pueden llegar a superponerse:
Habitualmente se piensa que toda la población española se levantó contra los franceses en 1808. Sin embargo, José Bonaparte fue rey de España e Indias con apoyo de un sector de la población, y no sólo sostenido por las tropas napoleónicas. Llegó a contar con un ejército español, una corte y una administración.
Un grupo de españoles creía que Napoleón era el paladín de las ideas revolucionarias francesas y llevaría a España a la Modernidad. Estos eran los afrancesados, convencidos ideológicamente de las ideas dela Revolución Francesa.
Otro grupo, no desdeñable, creyó que José I sería el buen rey que los Borbones no habían sido, a vista de Carlos IV y Fernando VII. Le reconocían la legitimidad de Antiguo Régimen, al obtener la Corona de España en las Abdicaciones de Bayona, y una legitimidad representativa y nacional, al reunir Cortes y otorgar el Estatuto de Bayona de 1808, donde se recogían ciertas libertades. Estos fueron los josefinos.
Un sector más numeroso, ante la situación de guerra victoriosa para las armas napoleónicas en 1810, pensaron que la dinastía Bonaparte se asentaba en el trono definitivamente, con lo cual era conveniente colaborar y continuar con sus vidas. Estas personas eran colaboradores.
Ninguno de los grupos señalados fueron “traidores”, sino españoles que en una situación de crisis y doble legitimidad, escogieron una de las opciones. Uno de los primeros historiadores que incidió en ello fue Miguel Artola en 1953. Desde entonces muchos han sido los estudios sobre “los afrancesados”.
Próximamente, Luis Sorando Muzás, presidente de Voluntarios de Aragón, presidente de la Asociación Napoleónica Española y asesor del Museo del Ejército, va a publicar un libro sobre el Ejército del Rey José.