Los años han pasado.  Las cosas para los imperiales no pueden ir peor. La osadía de las guerrillas en Aragón va en aumento, sobre todo en la margen izquierda y en el Alto Aragón, donde el ejército francés nunca tuvo el control total de la situación. El desastre de Rusia y la derrotas en los Arapiles y más tarde en Vitoria ha desembocado en la retirada de tropas de la península.

Espoz y Mina se encontraba en Tudela el 4 de julio y sus avanzadillas alcanzan Mallén y Gallur. Ante estas noticias, el General y Barón del Imperio Marie-Auguste Paris comienza a disponer el día 5 de julio la evacuación de la ciudad, previniendo al Ayuntamiento de que debería hacerse cargo de la ciudad y su gobierno. Tan sólo una guarnición de unos 500 hombres al cuidado de los enfermos y heridos quedaría en el Castillo de La Aljafería.

Francisco_Espoz_y_Mina_by_Francisco_Goya

El General Francisco Espoz y Mina,
por Francisco de Goya

La población asistía en calma a los preparativos para la salida de las tropas ocupantes. La tarde del 6 de julio el General Paris dio orden de verificar la salida a las 2 de la mañana del día 7, pero llegó correo desde Valencia que aplazaba la salida a la noche siguiente.
Mientras, en las cercanías de la ciudad, tenían lugar algunas escaramuzas entre las tropas de Espoz y Mina y el ejército francés, que no pudieron detener el avance de los españoles. El día 8 Mina sale de Alagón y llega hasta la Bernardona, donde entabla combate con las tropas del coronel Colbert enviadas por Paris, con 200 jinetes a la cabeza. Las tropas españolas rechazan el ataque y fuerzan la retirada hasta la Casa Blanca y Torrero.

Espoz y Mina ordena a su infantería flanquear por la derecha al enemigo, a través del Puente de Clavería, y tomar posesión de Torrero. Los españoles logran empujar a los franceses hasta la ciudad, pero no es hasta la noche cuando los ocupantes se ven forzados a replegarse dentro detrás de sus puertas.

Simultáneamente, otra columna española llegaba al Arrabal por San Gregorio, entablando combate por el camino con un grupo de gendarmes franceses pertenecientes a las guarniciones de Ayerbe y Zuera.

El día 9 llega  a Torrero el brigadier José Durán con sus tropas, que acuerda con Espoz y Mina entrar al día siguiente 10 de julio a las 10 de la mañana en Zaragoza. Sin embargo, el coronel Juan Antonio Tabuenca entra esa misma tarde en Zaragoza por la Puerta de Santa Engracia entre el júbilo de los zaragozanos. Y esa misma noches, a las 12 y media, el General Paris sale de la ciudad por el Puente de Piedra, dejando como recuerdo la voladura de su última arcada y un sin fin de robos y requisas por toda la ciudad.

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Lejos de perseguir a las tropas en retirada, Durán se queda en la ciudad y dispone que se cantase un Te Deum. Esta actitud molesta a Espoz y Mina, quien al enterarse de la retirada de Paris vadea el río sin permitir que entren en la ciudad sus tropas y ordena perseguir al enemigo, a quien acosan continuamente en su camino hacia Francia.

Durán pone sitio a La Aljafería, y manda comunicación a Espoz y Mina para que acuda a apoyarle, a lo que el General responde que tiene a sus tropas diseminadas, unas de camino a Jaca, otras a la espera en el Arrabal de Zaragoza listas para acudir donde se precisase y el resto sitiando el fuerte de Mallén. Sin embargo, Espoz y Mina recibe órdenes de Wellington de pasar a sitiar el Castilo de La Aljafería mientras Durán es enviado a apoyar en el sitio de Tortosa junto a Villacampa.

Mientras se preparan las baterías para batir La Aljafería, el día 25 de julio, patrón de España, por orden del gobierno se lee en todas las iglesias la Constitución aprobada en Cádiz el año anterior, y se hace un «juramento social».

El día 1 de Agosto Espoz y Mina rodea La Aljafería y la somete a un intenso bombardeo, destruyendo el baluarte más próximo a la ciudad y alcanzando un depósito de granadas que causa gran mortandad. Al poco tiempo el Castillo iza bandera blanca y el día 2 de agosto se firma la capitulación en los siguientes términos:

1.- Toda la guarnición quedará prisionera de guerra, y se le concede desfilar con todos los honores militares.

2.- Todos los señores oficiales conservarán su espada y equipaje e igualmente los sargentos, cabos y soldados sus sacos o mochilas; no debiendo comprenderse en éstas las de aquellos que hubiesen ya salido de la plaza al tiempo de presentar esta Capitulación, y deberán quedar a mi disposición. Los oficiales de sanidad y los no combatientes no serán considerados como prisioneros de guerra.

3.- Todos los efectos de guerra y boca existentes en la plaza se pondrán a mi disposición.

4.- Los caudales y efectos pertenecientes al gobierno quedarán existentes.

5.- Ratificada que sea por ambas partes la presente capitulación, pasarán a ocupar inmediatamente la puerta principal del castillo un oficial con cincuenta hombres.

Zaragoza, 2 de agosto de 1813. Ratificado. Francisco Espoz y Mina. Roquemont, comandante.

Terminaban así cuatro años, cuatro meses y diecisiete días de ocupación.

Zaragoza volvía a ser libre…

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